Descrita por sus directores como “una película de horror ambientada en la dictadura argentina. Hay cositas que tienen que ver con el Mundial de Fútbol, y la trama se desarrolla en una tarde-noche de espanto, en un centro clandestino de detención, el mismo día del partido final entre Argentina y Holanda”. Es un film enfermizo. Huele mal. Sabe mal. Da miedo, asco y rabia.
Dirigida por Luciano y Nicolas Onetti. Hermanos. Argentinos. Se han paseado por el festival Obscura, por Sitges y Donostia. Carne de pelis en VHS, son autores de impías joyas como Los olvidados (2017) y Abrakadabra (2018).
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