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Aldundiak indarkeria matxistaren aurkako erantzuna indartu du eta indarkeria digitala ere sartu du foru protokoloan

  • Foto del escritor: radiodonosti
    radiodonosti
  • hace 1 día
  • 5 Min. de lectura

En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Eider Mendoza reivindica la reparación integral de las mujeres víctimas, alerta sobre la violencia digital contra las mujeres y llama a la comunidad a construir un territorio libre de machismo.

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La Diputación Foral de Gipuzkoa ha presentado hoy, 25 de noviembre, la declaración institucional con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en una rueda de prensa en el que la diputada general, eider_mendoza, y la directora del Órgano Foral para la Igualdad, Nerea Isasi, han dado a conocer también la actualización del protocolo de respuesta institucional ante la violencia machista en los municipios del territorio. La revisión incorpora por primera las nuevas manifestaciones de la violencia machista en el entorno digital, y sitúa de manera explícita la reparación integral de la mujer víctima —en su dimensión emocional, social y comunitaria— como eje central de la respuesta pública.


“Este 25 de noviembre no solo denunciamos la violencia machista; realizamos un llamamiento a la comunidad para construir una Gipuzkoa libre de violencia y libre de machismo”, ha comenzado la diputada general. De esta manera, Mendoza ha apelado a la responsabilidad colectiva y ha remarcado que “la violencia machista no es únicamente un ataque sistemático y estructural contra las mujeres, sino que desgarra también el tejido comunitario y la cohesión social”. “Cuando una mujer sufre violencia, el daño es individual, pero también social. Afecta a su entorno, a sus relaciones, a la confianza que sostiene nuestra vida en común. Por eso, la reparación debe ser integral: emocional, social y comunitaria. Debe reconstruir dignidades, vínculos y seguridad”. Y ha añadido: “Para ello, la corresponsabilidad entre instituciones y ciudadanía es esencial”.


Mendoza ha reivindicado el valor del tejido comunitario guipuzcoano como un elemento central en esa reparación: “En Gipuzkoa, la comunidad no es un concepto abstracto; es nuestra manera de vivir. Es donde nos cuidamos, donde nos apoyamos, donde ninguna mujer debe sentirse sola ante la violencia”. “Todas y todos tenemos un papel: las amistades que no callan, el profesorado que educa en igualdad, las empresas que crean entornos seguros, las redes que no reproducen discursos de odio. Esta lucha nos implica a todas y todos, porque la lucha contra la violencia machista es una tarea comunitaria”.


Finalmente, Mendoza ha remarcado los compromisos explícitos que asume la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de la declaración institucional aprobada por el Consejo de Gobierno: “Nos comprometemos a visibilizar y abordar todas las formas de violencia, también las digitales, que son hoy una de las expresiones más crecientes del machismo.


Nos comprometemos a reforzar la coordinación entre los sistemas para garantizar respuestas más eficaces. Y nos comprometemos a fortalecer la respuesta institucional y comunitaria mediante el nuevo protocolo”.


Coincidiendo con el 25-N, la Diputación Foral de Gipuzkoa ha presentado también la actualización del modelo de protocolo de respuesta institucional ante la violencia machista en los municipios del territorio.


El nuevo modelo mantiene los objetivos originales del primer protocolo de 2018, pionero en nuestro entorno y que se ideó a partir de la necesidad de articular una respuesta pública y la asistencia a las mujeres víctimas e incidir sobre la percepción social de las agresiones machistas. El protocolo actual introduce la reparación de la mujer víctima en el centro de la respuesta institucional y comunitaria. Mendoza ha señalado que “no basta con reaccionar, tenemos que garantizar que el protocolo acompañe a las mujeres víctimas y su entorno, de forma integral y que la proteja y la ayude a reconstruir su vida. La respuesta institucional debe contribuir al proceso de reparación de la mujer víctima”.


Entre las aportaciones más relevantes, el protocolo incorpora un nuevo escenario específico para las violencias machistas digitales, respondiendo a la creciente presencia de agresiones en redes sociales, servicios de mensajería, plataformas y otros entornos virtuales contra las mujeres. Estas violencias incluyen el acoso continuado, la intimidación, las amenazas, la difusión de imágenes sin consentimiento, la suplantación de identidad, el control digital y las campañas de odio organizadas, formas de agresión que, tal y como ha destacado la diputada general, “tienen efectos reales sobre la salud, la libertad y la vida de las mujeres”.


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Visibilización de la violencia machista digital


Mendoza ha explicado que “es hoy especialmente necesario visibilizar la violencia digital contra las mujeres, ya que con frecuencia no se percibe como violencia y no se denuncian las agresiones”. “Desde la Diputación se considera que las agresiones a mujeres en redes sociales o en espacios digitales y públicos son agresiones machistas y que es preciso realizar un esfuerzo adicional de concienciación y repulsa”, ha añadido.


Según un estudio encargado recientemente por la Diputación Foral de Gipuzkoa, que combina una encuesta a 249 mujeres del territorio junto con grupos de reflexión y entrevistas en profundidad, la violencia machista digital es una realidad ampliamente extendida pero todavía poco reconocida. Aunque solo 2 de cada 10 mujeres se identifican explícitamente como víctimas, los datos revelan que 6 de cada 10 han sufrido conductas de violencia digital pero non lo identifican como violencia. Esta falta de reconocimiento se explica, en buena parte, por la normalización social de estas agresiones y por la dificultad de nombrarlas como tales, según esta investigación.


Las formas de violencia más habituales detectadas en el estudio incluyen el envío de contenido sexual no solicitado, la insistencia en obtener citas, los insultos machistas y las amenazas, además de expresiones menos frecuentes, pero igualmente graves como el chantaje sexual, la difusión de imágenes sin permiso, la suplantación de identidad o el control de contraseñas y localización. El análisis confirma también que el anonimato es un elemento clave en las violencias digitales: la mayoría de los agresores son personas desconocidas, seguidas de hombres conocidos sin vínculo cercano, mientras que los casos cometidos por parejas o exparejas son minoritarios en este ámbito.


El impacto es especialmente notable en las mujeres jóvenes, que se enfrentan a una doble dimensión de la violencia: por un lado, las agresiones explícitas; y por otro, la presión constante derivada de la presión machista presente en redes como Instagram o TikTok, donde se reproducen cánones irreales de belleza y éxito. Estas dinámicas generan inseguridad, deterioro de la autoestima, ansiedad según las encuestadas.


El estudio revela además particularidades relevantes en el grupo de menores de 30 años, entre quienes los agresores suelen ser hombres cercanos: parejas, exparejas o conocidos del entorno escolar y social. Las jóvenes describen episodios de control del móvil, exigencia de contraseñas, suplantación de identidad y ciberacoso tras romper una relación, además de recibir fotografías, vídeos y mensajes sexuales no solicitados.


 
 
 

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